APERTURA COMERCIAL
APERTURA COMERCIAL
La protección comercial, que
caracterizó el período de desarrollo "vía sustitución de
importaciones", generó una producción de baja calidad, ya que el mercado
estaba cautivo y las importaciones restringidas; y limitó la eficiencia
económica y las innovaciones tecnológicas. Las limitaciones mencionadas se
fueron eliminando con la apertura comercial, que en nuestro país inicia con el
ingreso al Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1986; y
continúa con la firma del Acuerdo de Complementación Económica México-Chile en
1992; la firma del Tratado Trilateral de Libre Comercio (TTLC) con Estados Unidos de América y
Canadá en 1993, que entró en vigor en 1994; la firma de Acuerdos Comerciales
con el Grupo de los Tres (Colombia-México-Venezuela) en 1995; la firma del
Tratado de Libre Comercio con Costa Rica en 1995; la firma del
Tratado de Libre Comercio con Nicaragua (1988); la firma de
Acuerdos Comerciales con Guatemala y Honduras; y los posibles Acuerdos o
Tratados Comerciales con el MERCOSUR y la Unión Europea. Lo anterior
refleja que el proceso de apertura comercial o del mercado en México es
irreversible y se desprende la necesidad de prepararnos para enfrentar los
nuevos retos.
El proceso de Apertura Comercial, también se ha
caracterizado para la transformación de las barreras no arancelarias (cuotas,
permisos, etc.) en arancelarias (tarifas y aranceles), la reducción y
eliminación de los aranceles, y la clasificación y control de la prácticas
desleales. Los objetivos de la apertura
comercial son el mayor acceso a
mercados, el control de las salvaguardas y prácticas desleales, y aprovechar
las preferencias arancelarias.
La
ventaja principal de la apertura
comercial o de mercados es el
incremento en número y amplitud de los mercados para los productos mexicanos.
La integración de los mercados, que es parte de la apertura comercial, agudiza la
competencia entre los productores, de aquí se desprende que los productores
mexicanos deben buscar una mayor eficiencia en la producción y comercialización,
lo que traería aparejado una mayor productividad y competitividad.
En
nuestro país, la estrategia neoliberal se ha propuesto para elevar la
eficiencia competitiva de la industria nacional e impulsar las exportaciones
manufactureras. La forma de lograrlo ha sido a través de la apertura comercial, presionando así a
la industria nacional a elevar su eficiencia competitiva, brindándole
facilidades para importar insumos y tecnología, necesarios para la
modernización productiva. Sin embargo, los resultados no han sido los esperados
por el modelo. La precipitada apertura
comercial hizo que numerosas
industrias que producen sólo para el mercado interno, vieran deterioradas sus
posibilidades de crecimiento y aún de sobrevivencia, al enfrentarse con
mercancías importadas ante las cuales están en franca desventaja. La clave para
el sector industrial bajo esta política es lograr la “competitividad” a través
de la productividad y la eficiencia.
En este sentido, pareciera que el
modelo neoliberal tiene un carácter excluyente respecto a la mayoría de los
empresarios mexicanos, toda vez que, la apertura
comercial, el desmantelamiento de los programas de fomento, el encarecimiento y
escasea miento del crédito, etc. así como el
crecimiento de las carteras vencidas de la banca comercial, nos muestran la
difícil situación por la que atraviesan numerosos empresarios. Bajo esta
perspectiva, algunas regiones del país han podido adaptarse a los requerimientos generales del modelo, a diferencia de
otras regiones como Oaxaca, que se encuentran rezagadas en su participación,
siendo muy posible que este rezago se ensanche en un futuro de no mediar una
eficiente política de integración. Las causas de este rezago se han buscado
tanto en factores internos como externos, y el impacto que éstos han tenido en
la sociedad oaxaqueña; sin embargo, además del nivel explicativo general, se
requiere de un análisis específico; es decir, es necesario entender la
percepción, las actitudes, comportamientos, motivaciones y valores que
manifiesta el sector más dinámico de la economía - los empresarios -, en
relación al modelo de desarrollo.
LA APERTURA
COMERCIAL
De 1983
a 1989 se llevó a cabo la primera etapa de apertura comercial con los
propósitos de alcanzar la estabilidad económica, elevar la eficiencia del
aparato productivo, enfrentar los compromisos financieros internacionales
originados en una acelerada y excesiva contratación de deuda externa, recuperar
el crecimiento económico y generar más y mejores empleos.
La apertura comercial como estrategia de desarrollo se
inició en un entorno desfavorable de inestabilidad cambiaria y financiera,
virtual suspensión de pagos al exterior y enorme déficit fiscal. Ante ello, se
adoptó un programa de ajuste y se planteó la necesidad de cambiar a fondo la
estrategia de desarrollo.
La
apertura fue gradual y se inició con la reducción selectiva de aranceles. En
1983 se mantuvieron los permisos a la importación para todas las categorías de
productos, los cuales comenzaron a eliminarse un año después; en 1985 se revisó
toda la tarifa y las importaciones controladas se redujeron a 37.5% del valor
total; asimismo, se amplió la sustitución de permisos de importación por
aranceles; en 1986, el número de fracciones sujetas a control se redujo hasta
30.9% del valor total.
Dado el avance del programa de
liberalización de México, la adhesión al GATT a mediados de los años ochenta
fue un paso lógico. En un ámbito de avance en la apertura, el costo de ingresar
a ese organismo fue mínimo y en cambio significaba grandes beneficios en términos de acceso a mercados,
credibilidad y certidumbre en la política comercial.
De 1986
a 1989 se estableció un arancel máximo de 20% y se redujeron a cinco los
niveles arancelarios. En este período se consolidó la primera etapa de apertura
sin sufrir más modificaciones. Cabe recordar que en 1987 la motivación
fundamental para acelerar la apertura
comercial fue el combate contra
la inflación.
En la
primera etapa del proceso de apertura se observaron los efectos favorables de
esta estrategia en la economía: la participación de las exportaciones de bienes
y servicios en el PIB se elevó de 13.5% en 1982 a 18.5% en 1989. Asimismo, el
comportamiento y la estructura de las exportaciones no petroleras cambió
radicalmente: de 1983 a 1989 crecieron en valor a una tasa promedio anual de
19% y su participación en las exportaciones totales pasó de 22% en 1982 a 66%
en 1989.
Las
micro, pequeñas y medianas empresas mejoraron su desarrollo, a pesar de que
enfrentaron una mayor competencia de productos del exterior. De 1983 a 1989
registraron una tasa de crecimiento promedio anual de 4.3% en el número de
establecimientos y de 4.5% en la de ocupación.
Por otra parte, la mejoría de la
posición externa del país durante 1986 y 1987 se acompañó de un deterioro en el
comportamiento de los precios.
La inflación anual pasó de menos de 65% en diciembre de 1985 a 160% en
diciembre de 1987. Las tasas de interés nominales aumentaron en la misma
proporción para evitar que cayera la captación de ahorro. Esto agudizó las
necesidades de financiamiento del sector público. La situación se agravó con
los frecuentes ajustes de precios y tarifas de los bienes producidos por
las empresas estatales y con el choque bursátil de octubre de 1987. En
respuesta a la salida de capitales, el Banco de México retiró su apoyo al tipo
de cambio en el mercado libre, lo que causó una significativa devaluación del
peso.
En
diciembre de 1987 el gobierno respondió con el fortalecimiento de medidas
estructurales y financieras y con la creación de un instrumento que con los
meses y los años probaría su eficacia en la recuperación y la estabilidad: el
pacto social. Esta concertación incluyó a los principales agentes de la
formación de precios: los
empresarios, los trabajadores, los campesinos y el gobierno. El Pacto de
Solidaridad Económica, como se llamó inicialmente, fincó su eficacia en una
política de ingresos y gastos que combinó elementos ortodoxos de la política
económica con la concertación social.
La
apertura comercial como estrategia de desarrollo se inició en un entorno desfavorable
de inestabilidad cambiaria y financiera, virtual suspensión de pagos al
exterior y enorme déficit fiscal. Ante ello, se adoptó un programa de ajuste y
se planteó la necesidad de cambiar a fondo la estrategia de desarrollo.
Con
estas medidas la inflación anual se redujo de 160% en 1987 a 52% en 1988. En
materia de finanzas públicas, se alcanzaron logros no vistos desde hacía casi
20 años y en 1989 el déficit financiero del sector público como proporción del
PIB se ubicó en 5.6%. Junto con los compromisos adoptados por los firmantes del
Pacto, la apertura tuvo un papel importante en el control de los precios
internos, al imponer una disciplina a los oligopolios nacionales que producían
bienes comerciables.